Autor de “Tiempo de matar”, “La firma”, “El informe Pelícano” y una treintena de libros más, John Grisham encontró en la falta de tiempo y en la determinación de conseguir su objetivo su método para escribir. Un método para empezar nuevos proyectos, en su caso su primer libro, que puede servir como ejemplo de perseverancia y de superación personal para comenzar un propósito cuando creemos que ya no hay hueco en nuestra agenda.
El secreto para encontrar tiempo para escribir su primera novela, “Tiempo para matar”, mientras trabajaba como abogado fue sencillo: cada día escribía una página. Y así lo hizo durante los tres años que le costó escribir su primer libro, que concluyó en 1989.
Grisham escribía cada mañana antes de ir a trabajar, cuando se aseguraba de tener al menos una nueva página completa. Así nació su primer libro, una suerte de testimonio autobiográfico en el que hablaba sobre un caso que seguía en ese momento como abogado.
Vencer al tiempo con constancia y esfuerzo
A pesar de que Grisham pensó muchas veces que su novela sería uno de esos proyectos que empiezas y nunca acabas, con constancia y esfuerzo ganó la partida a la falta de tiempo.
Según explica el reputado escritor al diario The Guardian, escribir su primera obra le tomó tres años: “La mayor parte del tiempo pensé que nunca terminaría. Finalmente se imprimieron 5.000 ejemplares de tapa dura y yo estaba muy emocionado. Pero no se vendieron todos y no hubo una segunda edición. Entonces escribí ‘La Firma’…».
Grisham escribió su segunda novela más rápido todavía y “La Firma” salió publicada en 1991. Ya como escritor a tiempo completo, el estadounidense se planteó conseguir concluir “El informe Pelícano” un año después de “La Firma”. Y consiguió su objetivo.
A este libro le siguió “El cliente”, “Cámara de gas”, “Legítima defensa”, “El jurado” y una extensa lista de libros producidos por Grisham a razón de una casi una obra por año.
Cosas que nos enseña el Método de John Grisham
En este vídeo sobre la rutina para escribir de John Grisham, el popular autor da una serie de claves que se pueden aplicar tanto a la escritura y al desarrollo de una actividad creativa como al trabajo.
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Constancia. El novelista escribe seis días a la semana y comienza a las siete cada mañana. Allí empieza el momento más productivo para él, que se prolonga hasta las 10 de la mañana.
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Días malos y días mejores. A la hora de llevar a cabo un proyecto no todos los días serán igual de productivos ni igual de útiles. Algunos pueden ser incluso la mitad de productivos. Como los del autor, que dice que en un día bueno puede escribir unas 2.000 palabras, mientras que en uno malo solo 1.000.
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El mismo lugar. El escritor confiesa escribir siempre en el mismo lugar, su oficina. Pero va más allá y lo hace con el mismo ordenador e incluso la misma taza de café. Un buen consejo para la gente que trabaja desde su hogar y necesita evitar distracciones, como explicábamos en este artículo sobre consejos para trabajar desde casa. El lugar es sin duda crucial y para muchos es fundamental para la productividad trabajar todos los días desde una oficina o despacho.
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Evitar las distracciones de Internet. El novelista no trabaja online y así evita las distracciones. Algunos otros métodos para llevar a cabo proyectos, como la Técnica Pomodoro, tienen como premisa evitar los entretenimientos, como el móvil o la música.
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“No escribo la primera escena hasta que no conozco la última”. Este último consejo tan literario sirve igualmente para cualquier proyecto que se comience de la índole que sea. Y es que es imprescindible conocer el objetivo que se quiere alcanzar para poder llegar hasta él.