«Dímelo y lo olvidaré, muéstrame y lo recordaré,
involúcrame y lo comprenderé». (Confucio)
El mentoring (o mentoría) es un concepto emergente, aunque practicado desde hace siglos. Un mentor es una persona que ayuda y aconseja a otra, ayudándole a experimentar un crecimiento personal a través del aprendizaje. Normalmente, sin una contraprestación económica, que puede prostituir esa relación.
QUÉ ES EL MENTORING
Por tanto, el mentoring es un proceso flexible e informal, que se encarga de permitir el desarrollo basado en una transmisión de experiencia, valores y relaciones. Por eso, son tan importantes los conocimientos y la práctica como la experiencia y las ap(c)titudes. El mentoring es una forma de desarrollo personal. Es una forma de desarrollar el talento, una forma de permitir el desarrollo de las personas.
Es muy relevante esta idea de proceso. No se trata de alcanzar un resultado concreto y cuantificable, sino más bien de ir definiendo un camino continuo entre el mentor y el mentorizado, que le ayude a ir guiando su camino.
LOS NUEVOS MODELOS DE MENTORING
Muchas películas de Hollywood han creado una visión idílica del mentoring, con una relación estrecha entre mentor y mentorizado, entre maestro y aprendiz, entre jefe y colaborador. Recuerden a Luke Skywalker y su mentor, Obi-Wan Kenobi en la «Guerra de las Galaxias». O al Señor Miyagi formando a Daniel-San en «Karate Kid».
El proceso suele parecerse al siguiente:
El maestro entrena al joven aprendiz.
Este joven asimila el conocimiento bajo su tutela.
Sigue un proceso largo que, con el tiempo, le convierte también en maestro.
El primer maestro puede finalmente retirarse, porque su legado está protegido y perpetuado.
Repetir proceso.
En la actualidad, ese proceso ha ido cambiando por efecto de la tecnología. Por supuesto, nada sustituye a la relación «cara a cara», pero ahora es más fácil que nunca para mirar a nuestros iguales para recibir esa mentoría. Todo está en las relaciones que seas capaz de establecer y mantener.
Podríamos hablar de una red de mentores: en lugar de uno, que nos acompañe en todos los ámbitos, se trata de encontrar un puñado de personas en aquellos sectores y niveles de experiencia que nos interesen, a los que se puede recurrir en busca de consejo cuando lo necesitemos. Por tanto, el mentoring como actividad no está extinto, pero los modelos tradicionales han ido cambiando. Puede ser construyendo relaciones fuera de tu comunidad de trabajo o amigos, participando en distintos foros o, simplemente, aconsejando a las personas de tu entorno.
Además hay otro punto a favor para desarrollar esa red de mentores: el acompañamiento es más lucrativo si se produce en ambas direcciones. Es mejor buscar un mentor no sólo por lo que nos pueda enseñar, sino también por lo que podamos enseñarle nosotros. La sabiduría del maestro es muy valiosa, pero también lo son las herramientas, ideas frescas, que traen las nuevas generaciones. Una relación simbiótica, donde todo el mundo gana.
La buena noticia es que tu mentor todavía puede ser tu jefe, pero ya no es necesario que sea él y solamente él. Lo complicado, una vez llegamos a esta conclusión, es construir esa red de mentores y encontrar a cada una de las personas que reúna las características que andamos buscando 🙂