«El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro.» – John Fitzgerald Kennedy
Si hay algo seguro en la era digital es que el cambio ha llegado para quedarse y el ritmo podría acelerarse. Las plataformas digitales y las tecnologías de la información están transformando todo a su paso.
El impacto de estas tecnologías sobre las organizaciones es trascendental. Los procesos de negocio se transforman para entregar mayor eficiencia y efectividad, mejorando la comunicación y coordinación entre empleados y áreas de negocio. Con sus dispositivos móviles, un cliente puede decidir cómo quiere obtener la información, dónde hacer los pedidos, o cuándo y cómo recoger sus compras.
LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL NO ES SÓLO UNA APUESTA TECnOLÓGICA
Las tecnologías digitales están transformando los negocios: convierten clientes en fans, servicios en experiencias, y expectativas en resultados. Pero, aunque pueda parecerlo, la transformación digital del negocio va mucho más allá de un cambio tecnológico. Se trata de un cambio completo hacia una cultura digital, con perfiles que se transformarán y otros que desaparecerán.
El discurso ya no es tecnológico, sino de negocio. Es un proceso de cambio en toda regla. Lo primero que una empresa debe tener claro a la hora de llevar a cabo un proceso de transformación digital son cuáles serán las ventajas competitivas (es decir, qué nos hará diferentes gracias a la tecnología digital) y qué impacto tendrá ese proceso de cambio en nuestro modelo de negocio (hacia fuera) y modelo de gestión (dentro de la organización).
Eso sí, en esta aceleración necesaria hacia el negocio digital que el mercado nos exige, el papel de la tecnología es crítico. Las empresas deben satisfacer las necesidades de sus clientes más eficazmente y más rápido, lo que requiere de unas capacidades tecnológicas diferentes. Por eso, la nube se abre paso decidido como medio tecnológico de futuro.
NINGUNA INDUSTRIA ES INMUNE A LA DISRUPCIÓN DIGITAL
Ahí tienen cómo algunos sectores aparentemente ajenos a la tecnología, como el sector del taxi, se están transformando por la irrupción de nuevos competidores tecnológicos como Uber. La tecnología no puede ser detenida y que los usuarios cada día toman más importancia al momento de buscar servicios o productos. Por lo tanto, es necesario transformarse digitalmente para ofrecer a los usuarios una alternativa. En ese sentido, se están creados aplicaciones móviles promovidas por las cooperativas de taxi, que compiten en ofrecer un mejor servicio, mucho más cercano al usuario final.
Todas las empresas estarán – o ya están – obligadas a comprender las tendencias de la economía digital, y diseñar estrategias para desarrollar sus capacidades internas, y el diseño e implantación de nuevos modelos digitales de negocio. La agilidad es, en definitiva, la capacidad más necesaria en este momento, incluso por encima de la productividad o la eficiencia. Las pequeñas y medianas empresas son las que más dificultades tendrán para subirse al tren de la transformación digital. Tenemos que formarnos digitalmente, pero ese nuevo conocimiento no está en las aulas, sino en Internet.
Dicen muchos expertos que la clave en la estrategia digital es la experiencia de cliente. Primero, porque garantiza mejores resultados operativos y, segundo, porque refuerza una ventaja competitiva sostenible, ya que un producto o servicio se puede copiar pero una experiencia no se puede sustituir.
La transformación digital de un negocio es un proyecto retador para la organización, pero es seguro que no resultará sencillo y debe partir de una apuesta decidida, que facilite el proceso y mantenga el ritmo necesario a la vez que se mantiene el negocio.